"El pueblo vasco, sus tierras y sus gentes viven en la paleta de Albizu. Hay raudales de amor, de apasionado amor a un pueblo y sus raíces cargado de lirismo, rica de observación y enamoradamente trabajada que Albizu nos ofrece. La pincelada breve y caso “puntillista” le acerca en ocasiones a la primera etapa de Regoyos, y a diferencia de otros pintores vascos, son los tonos calientes, los sepias y los ocres, los rojos y los malvas, los que sirven de base a sus pinceles y sobre los que levan y construyen la sólida arquitectura de unos óleos cuajados de matices que cantan en romance de color la tradición y el alma de una tierra plena de personalidad y de belleza."
(Mario Antolín)