Albizu siempre ha sido dibujante y siempre ha hecho dibujos definitivos que no son medio para una realización ulterior. Los ha conservado, los tiene colgados en sus paredes y, lo que es más audaz, los ha presentado en las exposiciones, con lo que ha demostrado el alto valor que suponen para él. La calidad de los dibujos ha sido aceptada por todos los críticos.