Influenciado quizá por su estancia en Roma, dedica una parte importante de sus lienzos a escenas religiosas, en las que la mayoría de las veces utiliza como modelo a su entonces novia y después esposa Mª Josefa. Desaparecen los colores vivos para dar paso a una atmósfera envolvente en tonos oscuros, convirtiéndose en una pintura por encima de la realidad. En todas estas pinturas los ojos están entornados, cerrados, porque su viveza, su expresividad parecen incompatibles con la tristeza, no hay idealización sino interpretación directa.